Evolución geologica de La Palma

La Palma es una isla alargada en dirección norte-sur, formada por dos grandes edificios volcánicos separados por un valle que dan forma a su perfil inconfundible: el edificio en escudo de Taburiente (al norte) y la dorsal de Cumbre Vieja (al sur), separados por el Valle de Aridane (Figura 1).

Taburiente y Cumbre Vieja no son, sin embargo, los únicos edificios volcánicos que han modelado la geología y morfología de la isla. De hecho, la historia de La Palma, como la de toda isla volcánica oceánica, comienza… ¡en el fondo del mar!

Hace unos 4 millones de años, la actividad efusiva empezó a levantar lentamente un monte submarino formado por lavas almohadilladas, solidificadas rápidamente debido al enfriamiento brusco al interaccionar con el agua. Durante esta etapa de crecimiento submarino, también tuvo lugar la emisión de otros tipos de rocas (como los gabros) y la formación de domos volcánicos.

Con el paso del tiempo, la acumulación continua de material volcánico permitió que el edificio submarino ganara altura, acercándose cada vez más a la superficie del mar. En esta etapa, dominó la actividad explosiva debido a la interacción a poca profundidad entre el magma y el agua, lo que resultó en la formación de depósitos de brechas producto de las erupciones surtseyanas.

Finalmente, hace alrededor de 1,77 millones de años, la cumbre del edificio volcánico submarino emergió a la superficie, marcando el nacimiento de La Palma como isla. Los primeros 500.000 años de historia subaérea de La Palma estuvieron marcados por una intensa actividad volcánica en lo que hoy es la parte norte de la isla. Sucesivas erupciones, mayoritariamente estrombolianas, dieron lugar a la acumulación de lavas pahoehoe y depósitos de escoria y lapilli, formando el edificio volcánico Garafía, que llegó a tener entre 2.500 y 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar. 

El rápido e inestable crecimiento del edificio Garafía se vio interrumpido hace 1,2 millones de años, cuando un gran deslizamiento hizo colapsar su flanco sur (Figura 2a,b). A partir de entonces, las nuevas erupciones construyeron el edificio volcánico Taburiente, caracterizado por grandes potencias de lavas horizontales que se fueron apilando contra la cicatriz del deslizamiento de Garafía (Figura 2c). En la parte sur del edificio Taburiente, se desarrolló una dorsal muy alta (más de 2.500 metros de altura) e inestable, conocida como Cumbre Nueva, que hace unos 560.000 años colapsó hacia el oeste formando el Valle de Aridane. A este segundo colapso se le conoce como deslizamiento de Taburiente (Figura 2d).

Entre el Bejenado y la cicatriz del deslizamiento de Taburiente se formó también el Barranco de las Angustias, una profunda incisión en el relieve que drena el agua desde el centro de la isla hacia su extremo oeste (Figura 4).

Después del deslizamiento de Taburiente, la actividad volcánica se concentró en la parte norte del Valle de Aridane, construyendo rápidamente el estratovolcán Bejenado hasta hace unos 490.000 años (Figura 3).

La fuerte erosión del agua y el colapso de partes de sus laderas dieron lugar a la impresionante Caldera de Taburiente, que no es en sí una caldera volcánica, sino una enorme depresión formada por la erosión fluvial, rodeada de altos acantilados y considerada uno de los paisajes más icónicos de La Palma (Figura 5).

De hecho, es gracias a estos deslizamientos, así como a la erosión y el remonte del agua en el Barranco de las Angustias, que hoy en día podemos observar vestigios de las lavas almohadilladas, características de la etapa submarina, y de Garafía, el primer edificio volcánico de la etapa subaérea (Figura 6).

La actividad volcánica en la parte norte de la isla continuó hasta hace unos 400.000 años. Después de un periodo de relativa “calma eruptiva”, el sur de La Palma comenzó a ser protagonista de nuevas erupciones hace 150.000 años. Progresivamente, se formó una estructura alta (1.950 metros) y alargada (20 kilómetros), conocida como la dorsal de Cumbre Vieja (Figura 4).

A lo largo del eje central de Cumbre Vieja se acumulan decenas de conos volcánicos monogenéticos, de donde han sido emitidos múltiples flujos de lava que descienden hacia las vertientes este y oeste de la dorsal (Figura 7). Las erupciones de Cumbre Vieja han sido típicamente estrombolianas y freatomagmáticas, dando lugar a apilamientos de coladas de lava y depósitos de escoria y lapilli. La dorsal de Cumbre Vieja es también responsable de todas las erupciones históricas ocurridas en La Palma, como las de Teneguía (1971) y Tajogaite (2021).

Esta historia geológica explica por qué La Palma es un ejemplo espectacular de cómo el vulcanismo puede construir y transformar un territorio a lo largo del tiempo. Hoy en día, su suelo fértil permite una rica vegetación, y sus paisajes únicos atraen a turistas y científicos de todo el mundo con ganas de conocer sus bosques exuberantes, costas escarpadas y afloramientos de rocas volcánicas impresionantes. Sin embargo, ya sabemos que la actividad volcánica sigue modelando la isla, recordándonos que La Palma, como el resto de las Islas Canarias, es un lugar vivo y en constante evolución.

Referencias

Carracedo, J.C., Rodriguez-Badiola, E., Guillou, H., de La Nuez, J., Perez-Torrado, F.J., 2001. Geology and volcanology of La Palma and El Hierro, Western Canaries. Estud. Geol. 57, 175-273.

Perez-Torrado, F.J., Rodriguez-Gonzalez, A., Moreno-Medina, C.J., Cabrera, M.C., Carracedo, J.C., Díaz-Rodríguez, S., Fernandez-Turiel, J.L., Criado, C., Aulinas, M., Prieto-Torrell, C., 2022. Volcanes en movimiento: El Hierro y La Palma. DIGITAL.CSIC. https://doi.org/10.20350/digitalCSIC/14494